Una creación artística en armonía con la naturaleza, que retrata paisajes en sintonía con la cotidianidad de los habitantes del sector Capuchinos, de la parroquia San Juan, en el oeste de Caracas, es testimonio de cómo una pared de 80 metros de largo y cuatro de alto deja de ser un espacio en blanco para convertirse en un punto de conexión, sensibilización y apropiación de lo público.

De una conversación realizada hace tres años entre Marieli Barroso y un compañero, en la cual este le expresó que “podía percibir la música en colores” debido a que padece la condición de sinestesia –estado neurológico en el que las personas asimilan conjuntamente varias sensaciones de diferentes sentidos en un mismo acto perceptivo– nació la idea de hacer una obra de teatro donde la gente pueda percibirla con sus cinco sentidos, por lo que crearon una nueva propuesta de Carmina Burana.

La agrupación, dirigida por los hermanos Nicol y Enrique Espinoza Mata, ofreció su conocido repertorio de clásicos temas como La Pelota De Carey, El catre, El norte es una quimera, Cocoíta, Ruperta y Carmen la que contaba 16 años, entre otros.